lunes, agosto 24, 2020

Redacción sobre San Martín

 

                                                                                            Mendoza,30 de julio de 1823.

Querida hija:

                     Después de tanto tiempo, batallando por la independencia de los pueblos de América, he regresado a Mendoza, disfrutando de un merecido descanso. No dejo de pensar en vos, por eso me he puesto a escribir estas líneas, que espero que tu abuela, Doña Tomasa, te las lea, pese a estar tan enojada conmigo por mi ausencia, cuando tu madre estuvo enferma. Espero que puedas perdonarme y que recuperemos el tiempo perdido.

                      Me es muy difícil poder ir a tu encuentro, ya que la situación en Buenos Aires es compleja. Rivadavia, en su campaña en mi contra, no me permite a hacerlo. No pueden hoy, entender, que yo no me quiera involucrar en los asuntos internos. Jamás lucharía contra mis compatriotas, el enemigo se encuentra afuera. Espero, que con en el paso de los años, puedan entenderlo.

                      Esperaré un tiempo a que se calmen las aguas allí, y prepararé mi viaje para nuestro reencuentro. Tengo planeado poder irnos a Europa, con el deseo de que puedas tener una educación  como yo la he tenido. Ojalá, Francia nos abra sus puertas, pese a haber luchado contra Napoleón.

                      Para finalizar estas líneas y pidiendo nuevamente tu perdón, espero que puedas entenderme y recordar: amar a la patria y a la libertad sobre todas las cosas.

                     Te saluda atentamente,

                                           

 

                                                                 Tu padre, el General Don José de San Martín.